Acógeme en tu corazón. Yo te acogeré en mi casa, en mi familia, en mi vida. Seré para tí una madre, tú serás para mí un hijo. Ayudaré a sanar tus heridas, le darás un nuevo sentido a la palabra esperanza. Acógeme en tu corazón. Yo sin conocerte aún, ya te he acogido en el mío.
jueves, 26 de noviembre de 2009
El principito
He leído esta historia cientos de veces. A veces entera, a veces sólo retazos. La he leído a solas, en silencio. También en voz alta, rodeada de mis hijas. Siempre consigue recargar mis reservas de ternura.
Sin embargo, cosas del subconsciente, hasta ahora no había pensado que la historia de este pequeño príncipe, es en realidad la historia de una acogida.
¿No se trata acaso de un niño desprotegido, indefenso ante el trato del ser que más ama? ¿No vaga de planeta en planeta buscando un adulto que le ame, que le cuide? ¿Y no lo encuentra al final, en la figura del piloto?
Si, sin duda, es la historia de una acogida. Y el final me ha hecho plantearme cómo puedes llegar a sentirse si tu príncipe un día, decide regresar a su planeta, porque a pesar de todo, una flor siempre es una flor.
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