martes, 26 de enero de 2010

Acoger con el corazón. Acoger con cabeza.


Las desgracias hacen aflorar nuestra humanidad más profunda. Más, cuando la desgracia tiene unos ojos enormes que te miran desde una pantalla.
Es terrible lo que ha pasado en Haiti. Un país que ya era un desastre, sufre un golpe mortal. El caos dentro del caos.
Y todos queremos ayudar. Todos queremos aportar. Todos queremos acoger.
Pero la acogida no es un atajo hacia la adopción. No es un billete de tercera para convertirnos en padres.

Los padres que esperamos acoger hemos pasado por entrevistas, por radiografías de nuestra más absoluta intimidad. Hemos tenido que demostrar que podemos ser buenos padres. Son procesos largos, llenos de incertidumbre. Los padres que esperamos acoger, sabemos que el objetivo final es siempre el reagrupamiento familiar. Que ese niño tiene, y además debe saberlo, unos padres, unos familiares, con los que es importantísimo crear y mantener vínculos. Los padres que esperamos acoger tenemos siempre presente que tal vez un día debamos dejar partir a nuestro hijo acogido.

Es muy loable la intención, pero hay que ir con prudencia. Hacer análisis de conciencia, ser sinceros con nosotros mismos. Cerrar los ojos, para no ver  esos ojazos.
Pensar con la cabeza. Aunque nos pueda el corazón.

miércoles, 20 de enero de 2010

El peso de la esperanza


No es fácil la espera.
En realidad no sé si lo difícil es la espera o la incertidumbre.
No saber, no tener noticia.
Los meses pasan, y los ánimos flaquean. ¿Por qué tardan tanto? ¿Por qué siguen tantos niños en los centros de acogida, y tantas familias en espera?
¿Qué burocracia absurda impide que mi hijo y yo nos conozcamos?
Hay días que tiraría la toalla.
Pero no, no voy a hacerlo. Porque sé que mi hijo está esperando. Porque el vínculo ya se está creando, a través de la espera mutua.
Porque si yo me dejo vencer por la desesperanza, las esperanzas de ese niño disminuyen.
Si, seguiré esperando. Porque una buena madre espera. Siempre espera.

jueves, 14 de enero de 2010

Cuando el envoltorio no es tan bonito, o cómo aprender a mirar de otra forma.


Cuando tuvimos las charlas con el equipo de psicólogos, nos preguntaron si tendríamos problemas para acoger a un niño de otra raza, con alguna enfermedad, o con alguna discapacidad.
A mí me chocó un poco la pregunta. Me imaginé de repente ante un escaparate, eligiendo el niño que quería llevarme a casa. Pero entiendo que no es fácil.
Hay que ser realistas con el tema de la acogida.No es una situación idílica. Hay que aprender a querer desde cero, y querer sabiendo además que algún día otros, con pleno derecho, pueden reclamar los frutos de ese amor. Y si de por sí es difícil, añadir una enfermedad o una discapacidad puede ser demasiado para muchos.
Nosotros decidimos no poner demasiadas condiciones a nuestra acogida. Tan sólo hemos pedido, si es posible, que la discapacidad no sea muy acusada a nivel motor, ya que tenemos muchas escaleras en casa y sería complicado.
No creo que somos mejores que otros padres. Es tan solo que creo que a veces, un regalo mal envuelto puede terminar siendo lo que más quieras del mundo.
Sólo hay que acostumbrarse a mirar con el corazón.

jueves, 7 de enero de 2010

Ponerse en la piel de otros



Hace unos días, salió en la tele un hombre desesperado. Su mujer no trabajaba, y él, después de toda una vida trabajando en la construcción, se había quedado en paro. Habían agotado el subsidio por desempleo y la ayuda social. Debían más de un año de alquiler. Y se veían en la calle.
Y si se quedaban en la calle, sus hijos iban a ir a parar a un centro de acogida ¡Qué dolor el de ese hombre! ¡Qué desesperación!

Y yo, que llevo ya un año largo esperando una llamada, haciendo sitio en nuestro nido para uno de esos niños, me puse en la piel de ese hombre...

¿Y si, de repente, la vida nos da un revés y nos vemos en la calle? ¿Y si viene alguien un día y me dice que como no puedo hacerme cargo de mis hijas, se las llevan?

No puedo imaginar cómo debe sentirse ese hombre, pero debe ser lo más parecido a la locura.

Creo que es vital respetar a los padres biológicos de los niños de acogida. Tratar de entender su historia, leer entre líneas. Escuchar, observar, más que con los ojos, con el corazón. Intentar ponerse en su piel.

viernes, 1 de enero de 2010

Comienza otro año

Ya está. El 2010 ha llegado. Con mucha responsabilidad en sus espaldas, porque tengo muchas ilusiones, muchas esperanzas puestas en él. En 2008 comenzamos con esta aventura. El 2009 ha sido el año de la idoneidad y de la espera.
Ojalá el 2010 sea el año de la llamada, del comienzo de una nueva vida, de un nuevo miembro en esta casa de locos.
Doce meses por delante, 365 días. Esperanzas reforzadas. Sé que la espera valdrá la pena.

Feliz año nuevo a todos.