miércoles, 20 de enero de 2010

El peso de la esperanza


No es fácil la espera.
En realidad no sé si lo difícil es la espera o la incertidumbre.
No saber, no tener noticia.
Los meses pasan, y los ánimos flaquean. ¿Por qué tardan tanto? ¿Por qué siguen tantos niños en los centros de acogida, y tantas familias en espera?
¿Qué burocracia absurda impide que mi hijo y yo nos conozcamos?
Hay días que tiraría la toalla.
Pero no, no voy a hacerlo. Porque sé que mi hijo está esperando. Porque el vínculo ya se está creando, a través de la espera mutua.
Porque si yo me dejo vencer por la desesperanza, las esperanzas de ese niño disminuyen.
Si, seguiré esperando. Porque una buena madre espera. Siempre espera.

1 comentario:

  1. ¡Ánimo, ánimo, ánimo! Poco más te puedo decir porque pienso como tú: es absurdo.

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