martes, 8 de diciembre de 2009

Hermanos de acogida


Cuando mi marido y yo decidimos acoger, sopesamos todos los pros y los contras, hablamos de nuestras dudas, de nuestros miedos. También, por supuesto, de nuestros sueños e ilusiones. Pudimos comentar todo ello con el equipo de psicólogos que se encarga de elaborar los informes de idoneidad. Y entonces, nos decidimos.
Nuestras hijas, cuando les comentamos la posibilidad de acoger a un niño, simplemente dijeron: "¿Cúando viene?". Ya está. Sin dudar, sin cuestionar.
Mis niñas valientes. Mis niñas generosas.

Sí, los padres de acogida tenemos mucho mérito. Pero no tanto como los hermanos de acogida, que abren sus brazos de par en par a un extraño, y comparten con él lo que más quieren en este mundo: sus papás.

Gracias, hijas, por permitirme ser madre de nuevo.

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